viernes, 8 de octubre de 2010

 Continuando la idea no es evidentemente de que los hombres son iguales, lo evidente es que los hombres somos radicalmente distintos unos de otros: el autor no se refiere a características físicas (guapos feos, altos bajos…) o emocionales (cobardes, débiles, fuertes…), se refiere a lo que salta a la vista, no es la igualdad entre los hombres, sino sus desigualdades según el aspecto de su físico o de su conducta que prefiriéramos considerar. Las primeras organizaciones sociales partieron de lo más lógico de esas distinciones tan evidentes entre unos y otros , las diferencias se aprovecharon en beneficio del grupo , asignando tareas según cualidades que se posean , lo importante era que el grupo funcionase de la forma más eficaz posible , cuando los grupos se hicieron mayores y las diversas actividades dentro de ellos más complicadas , las desigualdades entre los hombres ya no dependieron solamente de las aptitudes de estos sino también de su linaje familias y de sus posesiones . Lo más importante eran que las desigualdades se hicieron hereditarias por ejemplo: los  hijos de los reyes fueron reyes. Quedando establecido que unos nacían para mandar y otros para obedecer, haci se promulgaron leyes para los que obedecían, por lo tanto no eran obligatorias para quienes mandaban sino solo para que quienes debían obedecer.
La jerarquía social se justificaba por mito y creencias religiosas iguales, lo que inventaron y establecieron es que todos los ciudadanos  atenienses tenían derechos políticos iguales obviamente existían requisitos si los cumplían eran  políticamente activos, Atenas era bastante revolucionaria en comparación con Persia, Egipto, China o en el México de los Aztecas.  Eso de que todos los seres humanos somos iguales vino después, por influencia  de los Estoicos Epicúreos, cínicos cristianos y otras sectas subversivas, aun así tuvieron que pasar   casi dos mil años para abolir la esclavitud para la igualdad de la mujer  en términos políticos, para que la asamblea universal aprobara una declaración universal de derechos humanos. La democracia nació entre conflictos y sirvió para aumentarlos en lugar de resolverlos, desde un comienzo se vio que cuanta más libertad, menos tranquilidad porque dejar tomar una decisión entre muchos es complicado que dejar que la tome uno solo.
En los reinos como el egipcio o el persa, el sistema político es algo parecido a una pirámide, el faraón o el gran rey, ocupo el vértice superior, debajo están los nobles, los sacerdotes, los guerreros, los grandes comerciantes, etc. Hasta llegar a ocupar la base del pueblo llano, las órdenes llegaban a todas partes hasta  los que residían en la parte inferior, las cuales eran  precisamente  la gran mayoría de la población.
En cambio el poder político entre los griegos se parecía más bien a un circulo: en la asamblea todos se sentaban   equidistantes de un centro en donde simbólicamente estaba el poder decisorio (Es to mesón: ósea en el medio), cada cual podría opinar, sosteniendo mientras tanto una especie de cetro que indicaba su derecho a hablar sin ser interrumpido. En las pirámides, solo el rey tenia cetro y poder decisorio, entre los griegos el cetro era recordatorio  a lo largo de la asamblea circular y las decisiones se tomaban después de haber oído a todo aquel  que tenía algo que decir. Los enemigos de la democracia  insistieron que fiarse de los “muchos” es fiarse de los peores. Los grandes filósofos de Atenas como Sócrates y su discípulo Platón, señalaron con agudeza que la gente no  suele tener más que conocimientos, basados en observaciones apresuradas de lo cotidiano y en lo que oyen decir de los demás.    
    

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