domingo, 17 de octubre de 2010


Fernando Savater dice yo no quiero que la civilización desaparezca ni disminuya, al contrario lo que quiero es que se civilice bastante mas .Además las sociedades humanas inventan cosas (normas, técnicas, teorías…) pero nunca “desinvernar “nada, lo que ya está inventado no nos gusta no puede ser,  des inventado sino sustituido por otra invención mejor. Para curarnos de lo que hemos inventado  no hay otro camino que inventar…mas y mejor. La institución social a la que Rousseau  atribuía la raíz de nuestros peores problemas es la propiedad, lo tuyo, lo mío es la causa de los innumerables  sinsabores que desembocan en el estado, la política, los bancos, el aprovecharnos unos de otros y el resto de las esclavitudes vigentes .El origen de la autentica desigualdad entre los hombres no es político, dice Rousseau, sino económico. Sin embargo, observa que ya aquí la individualidad es decir, la independencia  y la autonomía la capacidad de decidir) está ligada a la posesión de ciertas cosas: como en las tribus la “individualidad” efectiva es la del grupo, la propiedad es también principalmente común, es decir, cuando la individualidad se hace por así decirlo privada, particular… la propiedad también se hace particular y privada. Si lo prefieres, el proceso es inverso; a partir de propiedades privadas van surgiendo individuos privados…¿Es bueno o malo este resultado? Las mentalidades esplendidas pero tajantes como la de Rousseau  valoran las realidades sociales y políticas de formas absolutas positiva o negativa .Desde luego Rousseau sabía que los hombres siempre han sido propietarios, sea en común o en particular .Pues bien, la propiedad privada a ha producido efectos tanto positivos como negativos, según desde el punto de vista con él que se le mira. La propiedad privada fomenta las desigualdades, las envidias, la codicia y  hace que los humanos se identifiquen con lo que tienen y con lo que son, replegándose sobre sus bienes  y desdeñando la relación simpática con los demás. Pero también la propiedad privada permite el desarrollo de la independencia de cada cual, de su autonomía, su distanciamiento creador de la unanimidad del grupo y le permite desarrollar derechos y deberes basados en la deliberación racional y no en los automatismos colectivos. El afán de propiedad es  un montón de gente  que vive junta  por casualidad pero la negación  total de la propiedad privada aniquila el soporte simbólico  y material de la personalidad humana y convierte así a la comunidad   en horda o cuartel “Si no existiese  propiedad privada – predican algunos santos  varones – todos los hombres seamos hermanos “.

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